jueves, abril 19

De la semiosis y otras patrañas



Este señor Jacques Lacan era bien bien pesadilla pero resulta entrete en sus descripciones. Se supone que es bacán gracias a que entendió los libros de Freud y Saussure al mismo tiempo (precisamente por una cuestión de tiempos), que Barthes era un niño de pecho al lado de él...que por ahí sólo fue comprendido por el menos pior de todos y matema-tizador Miller (admiradito por la que escribe).
Dice este chiquillo Lacan por ejemplo, que el YO es una enajenación en su mismísima construcción...dado que está mediatizado por un "ESE soy yo" que puede advenir por el espejo y su imagen reflejada, bien por la relevante mirada del otro.
Dice por otro lado que el Inconciente es el tiempo del Habrá Sido, curiosa forma verbal que denota parte de lo abyecta que puede llegar a ser nuestra disposición subyacente a todo acto.
Pero la más de las más es la descripción del amor, que dice es el afán de ofrecerle algo que no se posee a alguien que no lo quiere. Toma. Cómo lo habrá pasado este señor en sus andanzas amorísticas me pregunto. Sólo me he enterado de un rumor acerca de su "estilo" afectivo...cuentan que después que se separó de su mujer con dos pequeños hijos, nunca los visitó porque la función del padre es distinta que la amenaza paterna y que el padre mismo y todas esas vueltas neuroteóricas...incluso que en una oportunidad que los niños lo vieron en un semáforo, corrieron hacia el auto desde la plaza en que jugaban gritando ¡papá, papá! que motivó una huida aún con luz roja...Esto es un aporte de la Claudia que se la lleva estudiando a estos peso-najes, ya sabemos, lo verosímil no es lo verdadero.

Resulta que es cierto entonces que nunca fuimos dueños del mundo y tampoco de nosotros mismos, como menta el divulgarizado refrán...y la pregunta es ¿de qué (chucha) somos dueños?

* Del goce del que hablaba este señor: dudo. Recordemos que pa éste el goce es la expresión en el dominio del real, de la nunca bien ponderada (en tanto medida) pulsión de muerte...
que habita en el Inconciente, que a su vez está estructurado como lenguaje, que a su vez proviene de la cultura, que a su vez proviene de la prohibición...no, no somos dueños.
* Del placer, asunto que con facilidad pasa al arbitrio del otro con un sencillo dolor de cabeza, el cansancio del trabajo o incluso formas más imbricadas o sofisticadas de administrar o gerenciar el disfrute del pobre mismo...no, no somos dueños.
* Del dolor como proponían mis personas- "casos" de autodaño, que se herían la piel para sentir alguna vez ALGO, que sería por fin administrado por ell@s mism@s...auch... Del dolor de la historia, del dolor de lo que nunca fue...Probablemente más bien el dolor es el que se hace dueño nuestro y no al revés. Como pasa con la rabia, sus actos concomitantes, y otras verduras...angustia el tango, ansiedad el bolero y todo aquello...

Para qué hablar de las COSAS, condensación y exégesis de la transitoriedad (nótese la multifuncionalidad).

Propongo que sólo somos really owners de nuestros defectos.
De nuestros negados y a veces vergonzosos errores.
De nuestra desalmada inmadurez.
En resumen: de nuestro puto MIEDO.

Linda cosa la del aprendizaje.

You never know the pain of living with a name you never owned, or the many years forgetting what you know too well...dice la cancioncita que oigo.

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