domingo, mayo 30

Desafinado

Menta el bossa que en el fondo del pecho de los desafinados también late un corazón...Y claro que de latir: late, si no que ni podría respirar para desafinar como Dios manda.

Y la socita Vero se pone tan pretty wise de repente, y a propósito de hartos cables sueltos dice: "mira amiga, cuando no es la culpa, es el miedo".

La suscrita, de miedo sabe hace tanto rato, que viene en su café de la mañana.

De la culpa, gracias a un curso no corto pero sí muy intenso, se emiten saludos lejanos cada cierto tiempo cuyo recibo ni pretendo acusar. La Culpa-Guaca es una obesa ansiosa y mentirosa que no distingue nada a su paso y va destruyendo sin querer/sin amar en verdad.

No sé cómo dejar de pertenecer a la ciudad entera, de participar en cada diálogo y en cada transformación humana con tanto amor, como un modo de asumir la levedad de todo. He allí mi fe. No en que todo cambiará, sino que en casi exactamente lo contrario.

Pero otra cosa es con guitarra, si lo que hay que lograr es afinarse y no cambiar...ahí sí pos síííí.
Taran taran...taran taran...escucho pacientemente que te afinas; cuando suena tratom o tirínnn...me esperanzo en que oigas y te oigas.

Y te convenzas por minutos consecutivos.

Y despegues.

Te desprendas del desamor.
Te prendas del amor.

Echemos un vistazo que me quedan dos cosas: el Casi, y el como si fuera tuya.
Y que nadie se confunda.