sábado, diciembre 23

Waiting for the sun

La conversación ayer tocaba recursivamente algunos tópicos que me son frecuentes.
Lo efímero, por ejemplo.
Partiendo por el lugar común del tiempo invertido en la preparación de una comida en contraste con el tiempo que ella sobrevive en la mesa, el plato o el paladar.
La similitud con los aspectos sensuales de la vida...segundo lugar común.
Que a fuego lento las cosas son más placenteras y todo aquello.

Todo bien, neologismos entretenidos como los hijos "bursátiles",
los queridos hijos del hippismo setentero, suscritos a la revista Capital,
preocupados del Negocio.
O el "Efecto Babette", una picardía rompe puritanismos,
presente en el combinado placer prohibido de platos definitivamente exquisitos,
elixires diversos, especias, y el sabor de la entrega.
Película sublime aquella dicho sea de paso.
Y el primero de todos, menos lugarcomunoso eso sí,
que destacaba la labor docente de hacer pensar
como un "sadismo altruista".

Pero no sé en qué momento entre ayer y hoy se me perdió el unicornio.
No fueron los conflictos, de esa botella ya sé tomar.

Advine conciente de necesitar con urgencia una epifanía.
Lo malo es que ellas no se dejan buscar,
su condición esencial es la irrupción abrupta.
Pensé en la última vez que tuve una
que cambió muchas cosas de mi vida.
Entonces craneaba cómo repetir las condiciones:
es cosa de hervirme unas cuantas horas en una terma, díjeme.

Vamos ha por el agua caliente entonces.
Probemos, qué más da.

2 comentarios:

Bitácora de Laboratorio dijo...

curioso que algo tan ctónico como al agua termal invoque una epifanía. Lo que es arriba es como lo que es abajo.

Ojo con las kratofanías líticas

Pola dijo...

Ya lo decían los mapuches