lunes, junio 30

POTLASH


Yo no sé si ser hombre es más sencillo que ser mujer.
Sí creo que hay una facultad envidiable en muchos de los ellos, una especie de "stand by"...como un marcalibros de la historia shub-jetiva...será por eso la latencia de respuestas del post pre-pre-precedente?
Ni idea.
Hoy sé menos cosas de las que sabía ayer y lo más curioso es que eso me ha dado una cierta paz.

PAZ
Menos mal que no me llamé así, las que conozco lo son re-poco.

Ayer fue un día de muchos flancos de complejidad...y en estos últimos que ya eran de reflexión acerca de este SER MUJER me caían meteoritos de mujeridad terribles.
Luego de una larga mañana de despedida ritual para dejar lo bueno y desechar lo malo, con un despliegue energético/emocional no menor y ayunando casi por el dolor de muelas...toparse de rompe y raja con el abuso, la amenaza, la violencia...en un momento que claramente no era pa andar sola. Hey, paren!

Las guindas volaban desde las tortas y se caían en vasos para rebalsarlos de verdades que no tienen remedio, convirtiendo una tarde de veranito de San Juan en un mar salado de tristeza, hambre y dolor tan tranquilo que daba PAZ, sí: La única coherencia es que no quiero lo que no quiero porque me hace mal.

Ese era el veranito de San Seacabó y del cielo cayó SO-cito que vino a sentarme en sus rodillas para decirme con toda paz, que nada que me pase es algo que no pueda tolerar, que esta no es ni cagando la última vez que voy a recoger los pedazos de mí que volaron...y que ya está bueno que ordene mi casa (no sólo en términos metafóricos por cierto). La contención provino desde un lugar tan inesperado que la sorpresa fue parte del bálsamo para el alma. Gracias por saber lo que necesitaba.

Érase una yo que pensaba en el potlash como la eterna fiesta de la dádiva...y caí en cuenta del detalle tan concreto como olvidable de la ceremonia: hay que botar, deconstruir, quemar.
Había quemado con alguna antelación los elementos del alma que no quise transportar hacia el nuevo año.
Lo primero en ser botado fue el pequeño grupo de cosas que quedó del naufragio.
Lo primero en resultar deconstruido fueron tus intentos reiterados por mentir y resultar ileso, te fuiste sin parar de cumplir con tu naturaleza mentirosa y eso ya era gracioso a esas alturas... pero la más importante quedó más clara que con cloro: intentaste a toda costa cargarme el muerto...ojalá que no sea tu costumbre, qué lata! Es como pa poner de nuevo la cancioncita de más abajo, eh?

No hay comentarios.: