PADRE

Ni idea cómo empezar este post, es sólo que sé que lo debo hacer HOY.

No saben cuánto he pensado en los padres de ustedes, gente cercana en este mundo y el otro,
en los padres que murieron,
en los padres que mataron,
en los padres que fueron asesinados,
en los padres que pasan el domingo a buscarte para ir a almorzar a la casa paterna,
en los padres que comparten el sábado con su hija y el domingo con su hijo,
en los padres que nunca dieron la cara,
en los padres que quieren pero no saben cómo,
en los que pueden convertirse en padres,
en los padres que de un día para otro maduran y descubren que hace 10 años que tienen un hijo,
en los padres que golpean,
en los padres que abusan de sus hijas o hijastras,
en los padres que crían solos a sus hijos,
en los padres que sólo fuman...o toman...
en fin
en la gama de padres que me toca a diario conocer y reconocer.

Y en mi padre, no lo voy a eludir.
Mi padre Peter que el año 2004 se fue muriendo de a poco pero eficientemente
(año de pérdidas increíbles en los múltiples territorios)
Mi padre Peter que me enseñó a cocinar y trasnochar,
a beber, comer rico, a condimentar y a reconocer vinos.
Mi padre que evadió sus responsabilidades a diestra y siniestra: que no me inscribió en el consulado, que no me defendió de la masacre, que nunca abogó por mí, que no sabía ni en qué colegio estaba, que me llamaba "esta niñita" y me evadía,
el que me decía cada 1 o 2 años "usted no es más mi hija".

Curioso.
Yo no era su hija.

Y él cada cierto tiempo necesitaba negar que yo lo fuera...probablemente porque lo era demasiado para poder soportarlo. Creo que de hecho soy la más hija.
Tengo sus (malas) costumbres:
el despilfarro en la buena mesa y la buena vida,
la exageración en el festejo,
la sensibilidad al concho y el mal carácter,
el gusto obseso por la música,
la rinitis.

Ni siquiera queda potencia en la ambivalencia.

El pasado 1 de noviembre fui al ritual a ver si algo se echaba a andar.
Me perdí en el cementerio, no encontraba su tumba, encontré la del tío Pío, su amigo.
Fui a empezar a cerrar algo.
Fui a su funeral recién, ya que al otro no me sentí bienvenida.
Una despedida personal, que devino más bien un saludo.

Hoy que ya he conocido suficiente a mi padre biológico como para no querer compartir mi vida con él; comprendo los lugares comunes de "padre es el que cría" o "siempre la paternidad es un acto de fe".

Hoy me gustaría verlo llorar de nuevo,
como el día en que a los 16 y yéndome de la casa,
le escribí para el día del padre
que aunque no había sido un buen padre,
yo sabía que era una buena persona.